Jaime Donoso A.
El Bicentenario ha producido una avalancha de iniciativas, unas oportunas y otras tardías, unas felices y otras no tanto, donde pareciera que nadie quisiera perderse algún grado de protagonismo en los festejos. El concierto de música catedralicia y colonial realizado el lunes pasado en la Catedral Metropolitana, con el auspicio de la Fundación Acoger del Arzobispado de Santiago, pertenece a la categoría de iniciativa oportuna y feliz.
La musicología y la interpretación musical no siempre caminan en armonía, pero en este concierto se dieron la mano para producir un programa de gran calidad. La exhaustiva investigación llevada a cabo durante cinco años por dos prestigiosos musicólogos, Alejandro Vera, de la Universidad Católica, y Victor Rondón, de la Universidad de Chile, hizo que archivos polvorientos y olvidados de la Catedral se transfiguraran en una representación vívida de la música que contenían y que resonó por siglos en ese templo. No es menor el hecho de que ambos investigadores participaran como intérpretes, demostrando así una aproximación real entre ciencia musicológica y materia sonora.
La muestra fue sabiamente variada y las doce obras programadas desfilaron sin que el interés decayera. La primera obra, a la Virgen, con el precioso nombre “Todo el mundo en general”, se cantó en procesión desde la entrada del templo y luego el coro unió sus voces al conjunto instrumental, dando inicio a un abigarrado abanico de estilos, géneros y colores, donde convivieron la guitarra barroca, el órgano, el villancico y la ópera, para culminar en el Salmo Dixit Dominus . Destacó el hermoso villancico “Amados pastores”, de José de Campderrós (1742), barcelonés afincado en Chile y maestro de capilla de la Catedral. El Conjunto de Música Antigua Les Carillons e invitados realizaron una excelente labor bajo la experta conducción de Rodrigo Díaz.
El concierto nos trasladó a un mundo pasado en que la música ornó las ceremonias sacras y cívicas que el espacio catedralicio albergó a lo largo de nuestra historia. Un CD y un libro quedarán como registro de una estupenda iniciativa.
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